Los alpinistas de las grandes cumbres de las américas. Suena algo rimbombante y suntuoso, pero en realidad es así. La Cumbre de las Américas y hasta suena algo “inalcansable”
Lo gracioso es que en esta competencia, nadie alcanza a llegar ala cumbre y mas bien muchos se desbarrancan en el intento.
En estos días, justamente se lleva a cabo en: Cartagena de Indias Colombia el famoso evento que congrega a la crema y lata de la politiquería americana. Ahí, se juntan: perro, pericote, paloma y gato; comen, gritan, pelean y muerden si es posible, pero nunca llegan a concordar.
Realizar dicha cumbre, cuesta en este caso; al estado colombiano: unos 250 millones de dolares. Una cifra bastante elevada, para los tiempos que corren.
Todo este despliegue escenográfico, que mas que nada es un alarde de opulencia, no tiene ningún sentido.
Nunca se llega a acuerdos trascendentes, los temas mas importantes como en este caso: la soberanía de las islas Malvinas o la inclusión de Cuba, simplemente fueron pasados por alto en esta cumbre y en la próxima y la que venga.
Todo es solamente un desfile de modas politiquero y nada mas.
La pregunta es: ¿Cuantos niños podrían beneficiarse con este dinero? ¿Cuantas obras en favor de los mas pobres se podrían hacer con esa cantidad? ¿Cuantos proyectos sociales se podrían ejecutar? Y a si seguiríamos enumerando una larga lista de cosas que beneficiarían a tantas personas que necesitan ayuda.
Lo triste de este asunto es que: cuando alguien pide algo o reclama algo por necesidad, siempre encontrara una respuesta negativa, nadie le tendera la mano, pero sin embargo cuando de despilfarrar se trata; ahí si los gobiernos meten mano al bolsillo y a gastar se dijo.
Una vieja historia, una vieja practica y una triste realidad que toca a los pueblos de Latinoamericana, desde siempre.
Hoy: La cumbre de las Américas, mañana la del Unansur, luego la O. E. A y así una tras otra y ninguna con resultados positivos. Todas son un monumento a la burocracia, a la indolencia y al despilfarro.